jueves, 8 de octubre de 2009

(1989) LAS COMPUTADORAS QUE EL INESCER NO TENÍA


Ya instalado en Villa María y comenzados los estudios de comunicación social supe que el empleo de computadoras ayudaba a realizar los diarios de un modo diferente al que nos enseñaba Osvaldo Da Costa. El profesor oriundo de Río Cuarto nos llevaba a visitar imprentas para conocer el sistema off set de impresión y en esos talleres de olor imposible veíamos alguna linotipo. La mención al plomo y la necesidad de ordenar las letras en sentido inverso al de la lectura eran los datos que sorprendían en ese momento.

Ese submundo del periodismo gráfico, de tinta, papel, rodillos y guillotinas parecía condenado a la extinción cuando la aparición de las computadoras que conocimos, como alumnos, unos meses después con un profesor de cuyo nombre no me acuerdo pero sí que tenía un par de ellas en una oficina ubicada en la calle San Martín, en un primer piso en el que se diseñaba un semanario. Allí, y en el marco de las clases de la licenciatura del Inescer, un grupo de estudiantes nos convocábamos una noche por semana a ver cómo el profesor y su socio trabajaban en ese periódico. Nos mencionó algo fácil de recordar, nos dijo que la base del sistema de funcionamiento era el DOS que luego descubrí que no era un número sino la sigla del sistema operativo.

Recuerdo también que la caja mágica que soportaba el monitor, ahora parecía que no eran necesarios los televisores, mostraba un número digital, creo que era el 80. Finalmente recuerdo que, con frecuencia, introducían en ella una plaqueta negra de forma cuadrada de unos 15 cm de lado. Era un diskette de 8 pulgadas o algo así. La posibilidad de que esa instancia provocara algún aprendizaje era nula. Y así fue. Al menos ese año ganamos la elección presidencial los peronistas. Bueno, eso creímos en aquel momento.

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