Las palabras son insuficientes e ineficaces para expresarnos. El lenguaje prolonga la sucesión de malos entendidos. Los discursos no dicen lo que dicen. Sólo se dice lo que se calla. El sentido y la significación huyen del sujeto conciente, se volatilizan hasta que el análisis les da visibilidad, muchas veces, tarde. La comunicación es un objetivo imposible. Las interpretaciones arbitrarias sobreviven por inercia.
Pasan los años y solo uno perdura.. ¿Será el poder detrás del poder?
ResponderEliminarTal vez. ¿Lo sabremos en 2011? Un abrazo
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