La primera vez que escuché la palabra zócalos fue hace más de 25 años en Bell Ville y hacía referencia a elementos de la construcción. La mencionaban con frecuencia dos albañiles que colocaban el piso de mosaicos en mi casa del barrio Mainero. Los zócalos tenían el mismo color, diseño y dimensiones que los mosaicos sólo que su alto era significativamente menor. Los colocaban en los rincones que vinculan el piso con la pared.
Ahora que los zócalos son los títulos de la televisión y los colocan los periodistas veo que sigue existiendo una correspondencia con aquellos.
El diputado Morgado se ilusionó con pisarlos pero el periodista de TN le mostró cuánta relación tienen estos zócalos con la pared del poder real. En ese cruce cobraron visibilidad las lógicas que fundamentan las prácticas del político y el periodista. La posición de un diputado que sólo se sostiene en la horizontalidad de la superficie plana de un piso y la del periodista que se apoya en la verticalidad de una erguida y sólida pared.
Al igual que aquellos zócalos de mi infancia, estos nuevos tienen menos superficie de contacto con el piso que con la pared. Y eso, al diputado Morgado y a los televidentes, nos lo dejaron bien claro.
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